El aumento de la prevalencia de las enfermedades alérgicas en las últimas décadas está aún sin explicar satisfactoriamente. Aunque la especialidad de alergia dispone de tratamientos específicos mediante las diversas formas de inmunoterapia frente a los alergenos responsables, la mayoría de enfermedades alérgicas tienen una evolución crónica y requieren diferentes tratamientos sintomáticos y actitudes de evitación.

La hipótesis de la higiene postula que en las actuales sociedades industrializadas existe una falta de contacto con microorganismos y parásitos. El sistema inmunológico habría evolucionado para combatir o silenciar los diferentes patógenos con los que la especie humana habría compartido su evolución. Las enfermedades alérgicas y la respuesta inmune frente a helmintos comparten una respuesta inmunológica Th2, con la producción, entre otros, de la inmunoglobulina IgE, responsable de una multitud de procesos alérgicos. En el caso de la parasitosis, ésta podría ayudar a expulsar al parásito, mientras que en las alergias la IgE es perjudicial. Frecuentemente las parasitosis crónicas están asociadas a procesos inmunológicos reguladores que inhiben la manifestación clínica alérgica pese a altos niveles de IgE. Así se ha propuesto que la falta de contacto con helmintos podría estar relacionada con la falta de regulación de una respuesta (Th2), que tiene su origen evolutivo precisamente en la “co-evolución” con parásitos.