La evolución avala a los seres con capacidad para ser plÔsticos y adaptarse rÔpidamente a los cambios del entorno, son los que sobreviven, mientras que los muy especializados, sin capacidad de cambio, es decir, aquellos   cuyo comportamiento ya estÔ predeterminado, acaban extinguiéndose.
Como vimos en el seminario de neuroplasticidad, el cerebro es altamente plĆ”stico, como lo son tambiĆ©n las proteĆnas y por extensión las cĆ©lulas del cuerpo. El cerebro utiliza como forma de optimización de energĆa a determinadas estructuras que se hacen cargo de todas aquellas acciones repetitivas que se dan a lo largo de nuestra vida, tales como caminar, lavarnos los dientes, bajar una escalera, etc. Todas estas acciones estĆ”n programadas y siempre que se activan dan lugar a un mismo resultado, es decir, ya estĆ” determinado. Cuando en la vida cotidiana todo alrededor dispara reflejos condicionados nuestras acciones comienzan a ser producto de nuestros programas. Y sin darnos cuenta nuestras acciones estĆ”n determinadas con antelación. Ante circunstancias iguales respondemos de la misma manera y cuando se nos cambia la respuesta esperada nos falta flexibilidad para reaccionar, por eso podemos encontrar a personas que entran en cólera si van al mĆ©dico a por pastillas y Ć©ste les manda ejercicio o un cambio en la dieta. Estas personas se han vuelto muy rĆgidas en sus comportamientos, o dicho de otra manera se han vuelto poco plĆ”sticas.
En el Ć”mbito de la salud, serĆa bueno empezar a tratar de que los pacientes sean responsables de sĆ mismos, pidiendo a los profesionales que les expliquen por quĆ© han de hacer o tomar algo. Y en ellos, los pacientes, radica la responsabilidad de hacerlo o no. Cualquier decisión que tomamos en la vida adulta ha de ser bajo nuestra responsabilidad, eso nos permite ser plĆ”sticos y no cargar esa responsabilidad a los mĆ©dicos, cientĆficos o cualquier otro profesional.
Ahora podrĆamos seguir preguntando por la responsabilidad de los profesionales sanitarios. El flujo de conceptos va tĆpicamente del diagnóstico al pronóstico y el tratamiento. El mĆ©dico aprende y tiene a su disposición herramientas que le ayudan al proceso de toma de decisiones en cada una de estas fases. Se ha dicho que la biomedicina tiene una actitud mĆ”s bien determinista y que surge del mĆ©todo cientĆfico basado mayoritariamente en estudios clĆnicos. Sin embargo, los estudios se basan en poblaciones concretas de estudio y muestran tendencias estadĆsticas. AsĆ surge un continuo fenotipado de pacientes con patologĆas con la intención de buscar tratamientos personalizados. Pero esta tendencia estĆ” aĆŗn mĆ”s asociada con un enfoque determinista, que intenta asociar de forma lineal fenotipos y sub-fenotipos con pronósticos definidos y dificulta tener en cuenta la plasticidad de la patologĆa en el tiempo. El enfoque evolutivo nos enseƱa cómo el entorno afecta en gran medida a los fenotipos y la enfermedad es uno de ellos. La extrapolación de los resultados de los estudios clĆnicos al paciente concreto es frecuentemente como mĆnimo difĆcil, y serĆ” el mĆ©dico con experiencia quiĆ©n valorarĆ” la relevancia de los datos clĆnicos, de laboratorio, del entorno del paciente para igualmente ofrecer mĆ”s o menos garantĆas de Ć©xito ante las diferentes propuestas de tratamiento.Ā